Una de las frases más conocidas y emblemáticas que gira en torno a la educación es la que dijo Nelson Mandela: “La Educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”; y aunque este pensamiento encierra mucha verdad, lo cierto es que la humanidad a lo largo de su historia no ha logrado usar esta arma de la forma correcta. Muestra de ello es que la educación formal todavía tiene muchos talones de aquiles que son objeto de estudio y constantes investigaciones.

El Anuario de la Educación 2020, editado por Siena Educación, recoge nueve tendencias que consideran serán las protagonistas esta década y en este artículo se detalla cada una de ellas; ya que se tiene el objetivo de mejorar la educación, para que así esta se convierta en el arma de la que hablaba Nelson Mandela.

1. Educación expandida

Se refiere a que la educación sucede fuera de las instituciones educativas. Es decir que las nuevas generaciones son cada vez más autodidactas y necesitan menos de un instructor o facilitador.  La Educación puede suceder en cualquier momento y en cualquier lugar, ya que las experiencias que nos ofrecen los espacios públicos, las comunidades de interés, el internet y las fuentes casi ilimitadas de comunicación abren un universo de posibilidades educativas que deberían ser reconocidas como tales y consideradas en los diseños curriculares. Por ello, aquellos que están involucrados en la educación tienen la oportunidad de decidir si seguir ausentes de los procesos de Educación informal o asumir esa realidad y aprovechar las experiencias transformándolas en procesos de aprendizaje integrales de primer nivel.

2. Inteligencia Artificial en la educación

La Inteligencia Artificial (IA) puede hacer grandes contribuciones en la educación, así como lo ha hecho en los sectores económicos, sociales, culturales e industriales. La IA resulta ser un valor agregado en múltiples situaciones, entre las que destacan: la personalización del aprendizaje, la eliminación de tareas burocráticas y la mejora en la evaluación educativa. Bajo este nuevo contexto los maestros adquieren un rol diferente al tradicional, siendo facilitadores de la educación en un mundo en rápida transformación.

John R. Allen en su trabajo Artificial Intelligence and Emerging Technologies Initiative asegura que “los beneficiados de la inminente era de la Inteligencia Artificial serán los países y empresas que pueden crear los algoritmos más poderosos, reunir el mayor talento, acumular el mayor número datos y organizar las más potentes computadoras”.

3. Pedagogías verdes

En un mundo donde las consecuencias de la contaminación son inminentes, la educación con valores ambientales es necesaria. Las primeras etapas educativas suponen una oportunidad para introducir conceptos sobre Educación ambiental y empezar a inculcar a los niños hábitos sostenibles. Se trata de facilitar herramientas y conocimientos que permitan tomar conciencia de la importancia de cuidar nuestro entorno. Una de las metas de los ODS establece que para 2030 debemos garantizar que todos los alumnos adquieran conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible y la adopción de estilos de vida respetuosos con el medio ambiente.

4. Equidad de género

Atraer el talento femenino hacia vocaciones científico-técnicas desde los centros educativos es un reto de esta nueva década, pues durante años se creó la concepción de que las mujeres no eran aptas para este tipo de vocaciones. Es decir que hoy por hoy la prevención de la violencia de género y de la segregación horizontal aparecen como las dos principales batallas que tienen que librarse desde la escuela.

5. Educación digital y a distancia

Para el profesor de la UNED, Lorenzo García Aretio, la educación digital y a distancia continúa penetrando en la sociedad. Las metodologías a distancia procuran actividades cooperativas y colaborativas donde los mismos participantes aprenden con otros, de otros y para otros, a través de las redes sociales o comunidades de aprendizaje en soportes digitales. La educación digital y a distancia permite a los estudiantes tener la oportunidad de  comprobar qué diseños y metodologías se ajustan a sus necesidades, intereses y limitaciones; y esto es lo que ha dado tanta fuerza a esta forma de educación.

6.  Soft skills

La consultora TIC Cognizant  publicó dos informes en los que recoge un total de 42 empleos que llegarán en los próximos 10 años, pero que todavía no existen. Es decir que los actuales estudiantes universitarios están adquiriendo conocimientos teóricos que quizá nunca usen, y probablemente están pasando por alto el aprendizaje de las habilidades que realmente les permitirán ser más versátiles y aprender a lo largo de toda su vida.

Hoy en día se hace evidente la diferencia entre los conocimientos adquiridos en clase y las competencias reales necesarias para poder funcionar en un puesto de trabajo. Tal y como reflexionan los expertos de la consultora ManpowerGroup Tomas Chamorro-Premuzic y Becky Frankiewicz, los títulos están perdiendo su valor frente a las habilidades concretas y la facilidad de adquisición de las mismas a lo largo de la vida.  Los expertos en recursos humanos mantienen que las empresas buscan lo que se denomina ‘soft skills’ (también conocidas como habilidades interpersonales), es decir, cualidades como la escucha activa, la creatividad, la capacidad de aprendizaje, el trabajo en equipo o la resiliencia. Y estas son cosas que se pueden entrenar a lo largo de toda la vida mediante metodologías activas que, a través de la experiencia, provoquen en el alumnado una reflexión sobre sus propios talentos y habilidades. 

7. Neuroeducación

La neuroeducación o neurodidáctica es una dinámica de aprendizaje cuyo propósito es aplicar todo lo que se sabe acerca de cómo el cerebro aprende y qué cosas estimulan el desarrollo cerebral al ámbito escolar. A partir de la premisa de que el cerebro sólo aprende si hay emoción, la neuroeducación se ha convertido en una tendencia. Francisco Mora, doctor en Neurociencias de la Universidad de Oxford y referente internacional en neuroeducación indica que nadie puede aprender nada si no le motiva. Es por ello que, los educadores deben comprender cómo es el cerebro, cómo aprende, procesa, registra, almacena y recuerda la información, para así adaptar su estilo de enseñanza con el fin de optimizar el proceso de aprendizaje. 

8. Autoaprendizaje

El autoaprendizaje no se trata de Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), ni el Aprendizaje-Servicio (ApS) ni tampoco de flipped classroom. El autoaprendizaje no es ninguna de las anteriores metodologías, pero las engloba a todas. Es decir que pretende hacer del alumno un agente activo en su propio proceso de aprendizaje. Una de las habilidades con las que cuenta el ser humano es el aprendizaje, un individuo racional tiene la capacidad de evaluar sus vivencias, reflexionar, observar su alrededor y hacerse preguntas. Esta capacidad demuestra que el autoaprendizaje surge de la iniciativa propia. Es un proceso donde el individuo adquiere conocimientos, actitudes y valores por cuenta propia. Por ello en esta nueva década los docentes están llamados a promover una autonomía responsable en sus estudiantes.

9. El  entorno cuenta en la educación

Loris Malaguzzi, precursor de la metodología educativa de las escuelas de Reggio Emilia, señalaba que los propios niños y sus pares figuraban como un primer maestro; sus educadores y familiares como el segundo maestro y el entorno como un tercer maestro. Este aporte que Malaguzzi hizo al campo de la educación hace varias décadas hoy en día se fusiona con lo que indican las nuevas investigaciones sobre neuroeducación, ya que esta última indica que no hay aprendizaje si no se tiene en cuenta la emoción y si se aboga a las emociones entonces nos vemos obligados a admitir que el entorno en el que se desarrolla el aprendizaje es crucial para que los estudiantes alcancen su máximo potencial. 

Esta tendencia trata de aprovechar la naturaleza y el mobiliario con el que se cuenta para modificar los procesos de enseñanza y aprendizaje, incentivando metodologías activas y haciendo al alumnado partícipe de este proceso. El entorno se convierte así en un espacio de investigación que permiten agrupamientos y trabajos distintos,  aprovechando los diferentes espacios.